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Cordillera Blanca - Junio 2006 - Nico Cantini - Miguel F. Kvarta
Esa tarde de Junio, armamos la carpa a unos 5200 cerca del col Ishinca-Ranrapalca.
El Ranrapalca se nos había presentado como una hermosa montaña ya desde temprano ese día. Su cara noroeste presenta una clara via de ascenso por un terreno que alterna bandas de roca y tramos de hielo bastante parados. Es la via eslovena.
En estos tiempos el viaje a la Cordillera Blanca es sencillo: buenos servicios de colectivo recorren en algunas horas los 400 kilómetros de pavimento que separan Lima de Huaraz y luego de trasponer el alto paso de Conococha, depositan al turista en las poblaciones del departamento de Ancash, diseminadas a lo largo del valle del río Santa, el mundialmente conocido “Callejón de Huaylas”.
La región de Ancash (azul-celeste) es gobernada por las montañas hermosas, la música de huaynos y los cataclismos.
En estas cordilleras, los margenes de las quebradas tiene pendientes tan fuertes que casi cualquier deslizamiento masivo de hielo, roca o agua, termina inevitablemente mil metros mas abajo, en el “callejón de huaylas” y sus poblaciones.
Una combinación de factores como aludes y deslizamientos ( huaycos ), inundaciones y sismos, potenciados por las fuertes pendientes de estos “andes vertiginosos”, provocan continuos estragos a las poblaciones del valle del río Santa. El sismo del mediodía del 29 de mayo de 1970 causo la muerte de unas cincuenta mil personas. Unos 15 minutos después del terremoto una parte del casquete superior del Nevado Huascarán Norte se desprendió. La masa de agua, hielo y piedra bajó a unos los 300 kmts. por hora y solo se detuvo a 200 kilómetros, una hora mas tarde. En su camino había sepultado la ciudad de Yungay y a sus 20.000 habitantes.
Casi la mitad de los peruanos hablan alguno de los dialectos quechuas, derivados de la antigua lengua de los Incas. El Quechua, la segunda lengua del país, genera la mayor parte de la toponimia en la sierra Peruana. La cordillera Blanca es insólitamente estrecha (20 kmts.) para quienes estamos habituados a la vastedad de nuestra cordillera central. Las montañas de los Andes, contrariamente a lo que ocurre por ejemplo en Europa, no se encuentran al final de un camino o de un funicular. Normalmente es necesario recorrer extensos valles, “quebradas”, que pueden presentar incluso mas dificultades que el ascenso mismo. La mayoría de los acercamientos comienza con un acercamiento en vehiculo (normalmente “convis” saturadas de gente que viaja incluso en el techo) por caminos difícilmente trazados que serpentean entre pequeñas parcelas cultivadas con trigo, papas, sorgo y muy diversas variedades de maiz.
Las montañas de la puna (incluso en nuestras provincias de Jujuy y Salta) estan pobladas desde tiempos inmemoriales. Conviene de vez en cuando detenerse, desprenderse de tanta soberbia y aprender un poco de esos verdaderos montañeses que con casi nada sobreviven desde hace muchas generaciones en este ambiente que a nosotros suele resultarnos tan hostil.
Esas personas han sufrido desde hace siglos una atroz explotacion e injusticia. Uno de los problemas de la violencia en la alta sierra peruana ha sido la usurpacion de tierras por parte de terratenientes y multinacionales. El ahogo al que se sometió a esta gente sencilla y pacífica determino levantamientos rurales que fueron invariablemente extinguidos por las tropas del ejercito con la mas extrema violencia.
Solo a partir de la reforma agraria del General Velazco Alvarado fue posible cierto progreso a los habitantes de la zona, pero la lucha de las comunidades por la recuperacion de las tierras usurpadas, relatada en los cantares de Manuel Scorza, aun hoy continúa. Casi todas las quebradas estan sembradas de lagunas glaciares. Desde hace décadas se mantiene una estrecha vigilancia sobre las lagunas generadas por el rápido retroceso glaciar porque no solo son capaces de potenciar cualquier deslizamiento sino que ellas mismas, contenidas por endeble material morenitico, han originado mortíferos aluviones. En algunas (Paron por ejemplo) se ha logrado bajar el nivel del agua y el riesgo, pero en otras (Jancarurish, 1949, río turbio) no se ha tenido tanta suerte y los ingenieros terminaron provocando ellos el temido aluvión.
En las Quebradas, no solo las sendas están bien marcadas sino que muestran la superposición de culturas que han transitado estos valles. En ciertos lugares el terreno aparece canalizado, o los senderos pavimentados, cosa que se atribuye sosegadamente a “Los Gentiles”. Insolitamente, por sobre los 4.500, donde nuestras montañas presentan solo pedregales, arenales o glaciares, aquí se puede acampar en medio de los bosques, los quenoales, arboles que tienen un aspecto parecido a los arrayanes y los tabaquillos. En la cordillera Blanca la transición entre los hielos y la vegetación es inusitadamente pequeña, en ciertos lugares solo algunos cientos de metros separan los árboles de las masas glaciares
Seguridad: Es muy comun en nuestro modo de vida, adoptar como propias las opiniones ajenas, sin saberlo. En montañas muy concurridas parece imperar un extraño dogma:“ No miro, no pienso, simplemente paso por donde todos pasan...” Pero esa conducta alientada, es muy peligrosa, sobre cuando existen riesgos objetivos. Jamas se debe renunciar al propio criterio montañes. Aunque de todos lados "llueva" informacion, el andinista no debe perder su espontaneidad. Debe ver, escuchar, sentir y oler por si mismo, aunque otros hayan dicho otra cosa.
Expediciones del GRAM a la Cordillera Blanca:
1997. Gervasio Fierro, Ramiro Casas, Diego Cancelo, Glauco Muratti. Nevado de Pisco, Nevado Artesonraju
1999. Esteban Juiz, Nicolas Cantini. Nevado Vallunaraju, Nevado Alpamayo, intento Artesonraju.
1999. Ramiro Casas, Glauco Muratti. Nevado Alpamayo.
2004. Miguel F. Kvarta, Nicolas Cantini. Nevado Tocllaraju, Intento Esfinge 10 largos de 20.
2005. Juan P. Gustafsson, Fernando Arranz. Nevado Chopicalqui.
2006. Miguel F. Kvarta, Nicolas Cantini. Nevado Ishinca, Intento Nevado Ranrapalca, Intentos Nevado Artesonraju, Intentos Esfinge 9 largos de 20
2012: Glauco Muratti, Ramiro Casas, Ian Schwer. Nevado Chopicalqui
2013: Ramiro Villanueva, Miguel Florian Kvarta. Esfinge - Hasta la Cumbre. Nevado Artesonraju (Rimaya)
Como ya conocíamos las pendientes de las quebradas de Mendoza, fuimos sorprendidos por la verticalidad de las quebradas de la Cordillera Blanca. Cobramos altura rápidamente, cuando de repente observamos la majestuosidad del desafiante Nevado Artesonraju que con más de 6000 metros de altura (6025), domina la quebrada Parón. Este cerro fue el principal motivo por el que partimos un mediodía de julio hacia Perú, Diego Cancelo, Gervasio Fierro, Glauco Muratti y yo. Los problemas empezaron antes de salir de la Argentina. El vuelo partió demorado; escala obligatoria en el hotel Carreras de Santiago de Chile; alguna que otra pelea con la gente de la aerolínea, pero, luego de más de 24 horas de viaje, con 6 horas de espera en un "bazuco" de Lima, llegamos al "inaccesible" Huaráz. Pueblo a 3000 metros sobre el nivel del mar, desde el cual parten todas las expediciones a la Cordillera Blanca.
Comenzamos a empaparnos de su maravillosa cultura, con sus vestimentas y sus fuertes comidas. Al principio un tanto reacios a estas, pero al final comíamos en los típicos puestos de la calle. También convivíamos con los relatos de avalanchas y accidentes en la montaña. Empezamos a vivir los Andes vertiginosos, como bien titularía a su libro sobre escaladas en Perú, el francés René Demaison.
El vértigo comenzaba a sentirse en las combies que viajaban "a mil" por los caminos de montaña. Una de éstas, nos dejó en la Quebrada Llanganuco. Luego de una corta caminata, comenzamos a divisar el Nevado de Pisco (5752 m.s.n.m.), nuestro primer objetivo.
Recuperándome de una fuerte gripe, llegamos al primer campamento, (4500 m) donde volví a ser vencido por esta. No obstante, mis compañeros me convencieron para continuar al otro día hasta el último lugar de vivac. Luego de atravesar una gran morrena, llegamos a la cota de 4900 metros, donde armamos las carpas. El lugar era abrumador, todo parecía inestable. Nosotros éramos meros espectadores. Pasamos esa tarde disfrutando de los Nevados Huandoy, tomando cantidades industriales de mate para hidratarnos. Muy lavados, eran simplemente "medicinales".
A la mañana siguiente, la incertidumbre fue nuestra compañera. Amaneció nevando, no obstante partimos hacia la cumbre. Estábamos inmersos en un mar blanco. Imposible ver nada. ¿y la cumbre? No sabíamos a donde estaba, no veíamos a más de 2 o 3 metros. Sorteando grietas y pasando bajo séracs pudimos alcanzar la rimaya que nos separaba de la cumbre. Unos pasos de escalada, la foto tradicional en la cumbre y enseguida hacia abajo. Seguía el mal tiempo, pero pudimos divisar a nuestro próximo objetivo el ARTESONRAJU, enrarecido por una nube que le daba un aspecto tenebroso y nos planteaba la duda: podremos?
Esta, es una ciudad chica, pero muy activa y llena de "gringos". Como era sábado, a la noche fuimos a un boliche: "El Tambo". Glauco no quiso ir, estaba muy abatido por los futuros problemas a afrontar. Se pasó dos días enteros leyendo los 2 únicos relatos que teníamos sobre este cerro una y otra vez. Nuevamente partimos en una combie. No obstante, haber hecho varios viajes en estas, siempre es una aventura. La velocidad y la cantidad de personas que pueden entrar en estos bichos es impresionante. Una vez en el pintoresco pueblo de Caraz, contratamos una camioneta que nos lleva hacia la quebrada y laguna Parón. Otra vez subimos "a mil" por hora, entre paredones de granito y selva. Perú no deja de asombrarnos.
Dos días más tarde ya estábamos al pie de la pared. Mil metros de desnivel nos aguardaban. Partimos muy temprano, con buena luna. Al principio, subía como una babosa, hasta que encontré mi ritmo. Un ascenso monótono, pero con todas las pilas puestas. Un pequeño descuido y vi caer mi cantimplora. Destino: la rimaya, 500 metros más abajo. Por fin, dos largos en buen hielo y estábamos en el filo cumbrero. La cumbre era apenas un punto. Gervasio y Diego ya estaban allá. Sacamos, nos abrazamos. Habíamos alcanzado nuestro sueño, pero nos faltaba un largo descenso. Glauco ya preparaba el rapell. Eran las 5 de la tarde y empezábamos a bajar con las frontales en la cabeza. La llegada de la noche era inevitable. Once rappelles, otro tanto desescalando y luego de 22 horas volvímos a ver la siluetas de las carpas. "HOME, SWEET HOME". Estábamos extenuados, deshidratados, pero con el sabor del triunfo. Ya podíamos estar tranquilos. Como despedida: vivac en un hermoso bosque onda Patagonia. Un fueguito, mates, el sol del atardecer y amigos.
Recién pasaron 15 días de haber llegado a Argentina, acomodando las diapositivas aparecen los recuerdos nuevamente, la panorámica cumbre del Cerro Pisco, la fotogénica arista cimera del Chopicalqui y la increíble cara SO del Alpamayo. La Cordillera Blanca me regalo momentos difíciles de olvidar.
Después de 4 días de micro y 5.500 Km. llegamos a Huaraz, un pintoresco pueblo ubicado a 3000 mts. de altura entre la cordillera blanca y la cordillera negra, que por algo lo llaman La Suiza Peruana. Ocupamos todo el día en acomodar nuestro equipo y a descansar. Al día siguiente hacemos una caminata a la laguna Churup (4450 mts.) para aclimatar, donde se contempla el cerro que le da nombre a esta (Cerro Churup). Para llegar hay que pasar unos pasos de 3er grado muy fáciles.
Es nuestro 3er dia en Huaraz y nos sentimos bien; hacemos las compras en el mercado, pan, pasta, huevos, cereales y demás. Mañana salimos para intentar 2 cerros, Pisco (5.752 mts.) y Chopicalqui (6.345 mts.). El Pisco tiene desde su cumbre una vista panorámica de 365 grados por encontrarse entre 2 circos glaciares, el de Paron y el de Llanganuco. Temprano tomamos un colectivo (combis Toyotas que van a mil). En Yungay tomamos un taxi compartido que atravesó la quebrada de Llanganuco hasta el portachuelo del mismo donde hay un puesto que se llama Cebollapampa y esta a una altura de 3100 mts. en el que uno puede contratar burros para llevar sus petates. Luego de andar unas horas hacia el oeste comienza a divisarse nuestro objetivo, el Cerro Pisco.
Armamos la carpa cerca del refugio Perú a 4765 mts. en el denominado campo base. Mañana tenemos que atravesar una gigantesca morena para llegar al campo 1 (4950 mts.) desde donde llegaremos fácilmente al comienzo del glaciar. Nos despertamos a las 4:00 de la mañana. Después de una hora comenzamos a encordarnos para atravesar el glaciar. El clima esta bueno y esperamos que se mantenga. Comienza a amanecer y la cumbre parece estar al alcance de nuestras manos. Algunos pasos fáciles en hielo y a las 8 de la mañana estamos arriba; el día esta despejado y nos regala una vista increíble de la Cordillera Blanca, Huascaranes, Huandoys, Artesonrraju, Alpamayo, etc., todo parece tan cerca. Sacamos algunas fotos y comenzamos el destrepe hacia el C1. Desarmamos y seguimos hasta el base donde comemos algo y continuamos a Cebolla Pampa, al cual llegamos a las 18 hs, cansados pero felices después de haber alcanzado nuestro objetivo, nuestra primera cumbre peruana.Cenamos y a descansar.
Amanecemos tarde y subimos hasta la carretera donde nos dejo el taxi. Enseguida aparecieron varios de ellos. Luego de pelear los precios acordamos que nos lleve por el mismo camino unos kilómetros mas arriba donde comienza el ascenso para el cerro Chopicalqui, nuestra 2da meta. Comenzamos una tranquila caminata por la quebrada de Ancosh, primero por un bosque de quenuales, donde luego de algunos minutos encontramos un campo base, el cual por la proximidad decidimos saltear e ir directamente al que denominan campo base avanzado situado en un riñón rocoso a 4900 mts.. Para llegar a este hay que atravesar una morena muy grande por la derecha e ir ganando altura donde el camino es muy evidente. Este campamento es cómodo y se encuentra protegido de la caída de piedras y el agua la podemos encontrar a 5 minutos en el comienzo del glaciar, teniendo mucho cuidado con las piedras que caen de la arista NE del Huascaran. Dormimos con un poco de miedo porque se escuchan muchos desprendimientos. Ponemos el despertador a las 0 hs. porque queremos tirar cumbre desde este campo avanzado. Cuando suena nos damos cuenta de que esta nevando, por lo que decidimos seguir durmiendo. Al medio día mudamos la carpa al campo 1 a 5300 mts. Por si existe una brecha de buen clima vamos a estar más cerca de la cumbre. Par llegar al C1 hay que atravesar un glaciar muy agrietado, extremando las precauciones y teniendo cuidado de la caída de piedras. Después de unas horas estamos compartiendo campamento con unos españoles y con una expedición italiana guiada por el peruano Jaime Ramirez , comemos, nos hidratamos y nos acostamos temprano esperando que a la madrugada el clima mejore. Ley de Murphy, el clima sigue igual; un día mas en la carpa. Cuando suena el despertador a las 4 no podíamos creer que la noche este despejada y totalmente en calma.
Tomamos algo caliente, nos encordamos y salimos para la cumbre con los españoles. El camino es bastante confuso y la nevada borro las huellas. En medio de la noche aparece un serac tamaño edificio, probamos por la izquierda y nada, luego de un rato y un poco de incertidumbre escalamos una rampa bastante empinada por la derecha y de apoco lo vamos dejando atrás. El amanecer nos encuentra llegando a la ante cumbre. Uno de los españoles no se siente seguro y decide esperarnos acá. La vista del hongo cimero es increíble, habíamos visto tantas fotos, la imagine tantas veces pero esto era mas, era asombroso. Pasamos una grieta bastante grande por la izquierda y trepamos a la arista final. Ante de llegar a la cumbre el tiempo empeora, ya no se ve ni a 5 mts. y el frío se hace sentir. Un largo mas y estamos en la cumbre en medio de la tormenta, sacamos fotos y rápidamente armamos los rapeles. En la ante cumbre nos encontramos con el español y a las 18:00 hs llegamos a las carpas. Nos hidratamos y cenamos unos ricos tallarines, comemos el ultimo mantecol y a dormir porque mañana tenemos un largo descenso hasta la carretera. A las 15:00 hs estamos peleando con los choferes, llegamos a Huaraz entrada la noche.
Nos dedicamos 2 días enteros a descansar y preparar la comida y todo lo necesario para subir el que seria la frutilla del postre: el Alpamayo (5.947 mts.). Tengo su foto desde hace 10 años y no hubo un día en el que no haya soñado con escalarlo. El Alpamayo es una de las montañas mas linda que vi; fue elegida en un concurso en Munich como la montaña más hermosa del mundo.
Esta noche dormimos en Caraz y mañana temprano vamos hacia Cashapampa, un pueblito al pie de la quebrada Santa Cruz. Nos libramos un poco de peso mandándolo en una mula para poder acortar un día de aproximación. Caminamos todo el día por la quebrada Santa Cruz dejando atrás las lagunas Ichiccocha y Jatumcocha para desviarnos hacia el norte por la quebrada de Arhuaycocha hasta llegar a las 19:00 hs al campo base que se encuentra en un bosque de quenuales. La puesta del sol ilumina el Artesonraju y el Pirámide tiñéndolo de un color naranja increíble. Temprano vamos ganando altura hasta el pie del glaciar donde esta el campo morena. Hay balcones para varias carpas y la vista del valle y de los cerros cercanos es muy gratificante. Vemos como van cambiando los colores con la puesta del sol. Nos levantamos a la 7:00 hs. El glaciar esta a unos minutos, lo atravesamos esquivando un mar de grietas hasta llegar a la base del collado Alpamayo Quitarraju. Escalamos un tramo corto pero de 60° aproximadamente con todo el peso en la espalda para poder instalar del otro lado, en el plato somital entre el Alpamayo y el Quitaraju nuestro campo 1, desde donde atacamos la cumbre. Contemplar desde acá el Alpamayo es como estar en un sueño en el que nosotros somos los protagonistas.
Dedicamos el dia siguiente a descansar y alimentarnos bien porque salen demasiadas cordadas y tornan la ruta muy peligrosa. Ponemos el despertador a las 3:00 hs. Como tenemos todo preparado tomamos algo caliente y salimos rápido; solo vemos dos linternas delante nuestro. En una hora y media estamos en la rimaya de la vía Vasco Francesa donde nos encontramos con Benja que nos pregunta si puede subir con nosotros porque su compañero Javi no se siente bien. Rearmamos la cordada y comenzamos a escalar. La noche esta fría pero calma, la luna nos ilumina y los largos de a uno van saliendo; el hielo no es del todo bueno pero los tornillos entran bien. El amanecer nos sorprende en medio de la pared, el Alpamayo proyecta su sombra en todo el glaciar y a lo lejos comienza a iluminarse el Quitaraju; esta vista no tiene precio. En el anteúltimo largo nos pasa una expedición italiana sacando chispa con sus jumars en una cuerda fija, tirando hielo de todos los tamaños y obligándonos a seguir escalando más a la derecha. Un trozo de hielo rompe la nariz de Benja y el casco de Alfonso un vasco que se encontraba debajo de nosotros. El último largo es el más parado de la ruta, luego de una travesía para la izquierda, un cresteo muy expuesto y de nuevo no se ve nada. Nos sacamos la típica foto cumbrera pero nos quedamos con ganas de una buena vista, las nubes cubren todo el paisaje.
Desandamos nuestros pasos y comenzamos los rapeles. El primero desde estacas y para los demás hacemos abalakovs que durante algunos días me siguieron atormentando. Llegamos a las carpas a las 17:00 hs. de la tarde y Javi nos recibió con jugo, sopas y unos muy ricos fideos. Con el anochecer llegan los vascos que se les hizo un poco tarde. Les damos te caliente que preparamos cuando los vimos comenzar a rapelar tan tarde. Dormimos hasta las 9:00 hs., desarmamos todo y comenzamos el descenso de un tiron al CB. Rapelamos las rampas del collado, destrepamos el glaciar, pasamos de largo el campo morena y a las 19:30 hs. estamos en el base. Nos invitan a cenar los vascos, hoy comemos como en casa, fideos con atún, tortilla y cerveza. Nos tiramos a dormir con los porteadores y los arrieros de los vascos. A las 6:00 hs. nos despertamos y desayunamos con ellos café, te, galletitas y panqueques con dulce. Caminamos todo el dia y al atardecer ya estamos en Cashapampa. Esta noche cenamos en la casa de Andrés de Andean Kingdom. Guille prepara unas pizzas caseras en el horno de barro que compartimos con los chicos de Bariloche, Mendoza y Mar del Plata. Se nos van terminando los días y estas increíbles escaladas peruanas. "Antes sueños, luego proyectos y ahora ya están en nuestros recuerdos".
Quiero agradecer a mis amigos, a mi familia, a vos Guille que sin vos esta aventura no hubiera sido posible, a vos Vero por apoyarme en este proyecto y a vos papa mi compañero de cordada en la vida que desde el cielo me cuida. Gracias a todos. Esta expedicion fue posible gracias al apoyo de Westerns Westerns, Lippi, El Refugio y la Municipalidad de Rosario.
Nevado de 6354mts que forma parte del macizo del Huascarán en la Cordillera Blanca. Este macizo esta delimitado al norte por el valle de Llanganuco y al sur por la quebrada Ullta del departamento de Ancash. El Chopicalqui es uno de los grandes clásicos del andinismo en Perú, la ruta seguida discurre por la arista SO, cubriendo un desnivel de 1200mts. Originalmente abierta por H. Hoerlin, E. Schneider, P. Borchers y E. Hein en 1932.
El viernes 15 de julio de 2005 partimos desde Rosario hacia Lima Fernando Arranz y yo, Juan Pablo Gustafsson. Durante años conocimos las montañas de Perú a través de los viajes de nuestros amigos, quienes escalaron allí en varias oportunidades, ahora había llegado nuestro turno. El cerro elegido fue el Chopicalqui de 6354 m. A la 1 de la mañana del sábado 16 aterrizábamos en la ciudad de Lima de la que huimos literalmente hacia Huaraz ni bien se hizo de día, haciendo los 400 km que nos separan hacia el norte en ómnibus. El pasaje se saca con pasaporte en mano y una vez arriba del coche pasa una persona filmándole la cara a todos y cada uno de los pasajeros. La inseguridad y el mal servicio en el transporte son moneda corriente tanto allá como acá.
Hacia la tarde comenzamos a internarnos en lo que se denomina el Callejón de Huaylas, valle recorrido por el Río Santa con orientación nor-noroeste-sur-sureste enmarcado al este por la Cordillera Blanca y al oeste por la Cordillera Negra. En este valle se asientan las principales poblaciones de la región. La Cordillera Blanca es conocida en todo el mundo por su belleza y por concentrar la mayor cantidad de seismiles en todo el continente americano. Se cuentan 32 montañas de mas de seis mil metros de altitud en una extensión de 180 km.
Huaraz es la capital del departamento Chavín, paso obligado de escaladores de todo el mundo y también ciudad de las bocinas. Allí suena una bocina, con un intervalo máximo de dos segundos. También es la ciudad inconclusa. Todas las casas tienen los hierros de las columnas apuntando al cielo, esperando un próximo piso que nunca se construye, es muy pintoresca, sobre todo por la vida de sus calles y sus ferias. Fue reconstruida luego del terremoto de 1970 y conserva muy poco de su trazado y edificios originales. Este terremoto es amargamente recordado por los peruanos porque destruyó muchas ciudades. En Yungay el movimiento provocó que la nieve acumulada en las laderas de los cerros Huascarán Norte y Huascarán Sur se desprendiese completamente, generando un alud de piedra y barro que arrasó completamente esa ciudad, sin dar tiempo de nada a sus pobladores. Fueron sepultados en pocos minutos ésta y sus 70000 habitantes. Hoy, Yungay se levanta nuevamente desplazada 1 km hacia el norte, en zona mas segura y tiene 150000 habitantes.
El lunes 18 luego de preparar todo lo necesario hacemos el viaje de una hora en combi hacia Yungay. Una oprimente sensación nos invade al ver el descampado que hay hoy en el sitio donde se levantaba la antigua ciudad. Otra combi nos lleva directamente hacia nuestro objetivo, la Quebrada Ancash, recorriendo la Quebrada Llanganuco en una larga subida. Pasamos por dos hermosas lagunas, la laguna Chinancocha y Orcococha.
Una vez en la entrada de nuestra quebrada Ancash y con la vista del Chacraraju a nuestras espaldas, nos internamos entre la vegetación y en poco mas de media hora alcanzamos el campamento base. Un par de enormes carpas comedor, guías y porteadores, franceses, norteamericanos, austríacos, alemanes, etc. nos dan la bienvenida y nos confirman que esta no sería una escalada solitaria. Había promesas de buen tiempo pero todavía no se estaban cumpliendo para nosotros. Por lo general, salvo en las primeras horas de la mañana los cerros se cubrían con nubes y teníamos sol de a ratos.
Comienzan a apreciarse toda variedad de montañeros. Están los que van solos y se arreglan solos, los súper veloces que van con lo puesto a hacer todo en dos días, los que van de a tres y tienen tres porteadores que les llevan todo el peso, con guía y cocinero, les arman las carpas y los llevan hasta la cumbre.
Otro tema son los porteadores y los guías peruanos. Era común verlos subir y bajar dos veces al día entre campamentos Morrena y Base alguno con zapatos comunes y camisa, cargados con bultos como heladeras en sus espaldas, con mochilas de estructura de caño, siempre saludando con una sonrisa y un comentario amable. Dignos descendientes de los Incas, pensaba yo, verdaderos dueños de la montaña... El Campamento Morrena se encuentra a 4900 m de altura con unas vistas lindisímas de los Huandoy, el Pisco, el Chacraraju, el Yanapaccha, el Caraz de Parón, el Artesonraju, nuestro Chopicalqui y los Huascarán....Allí aclimatamos practicando un poco de escalada en hielo en el glaciar que baja desde el Chopi.
El sábado 23 comenzamos la subida hacia el Campo Uno, a 5600m sobre el glaciar, y ya en el arranque quedó demostrada la necesidad de tener el casco puesto, puesto hay un tramo pegado a una pared rocosa muy inestable que deja caer piedras continuamente. Luego de unas 5 horas y media de subida alcanzamos el Campo Uno. En un rato, los colores rosáceos del atardecer lo invaden todo. Estamos en un hombro de hielo flanqueado por una pared congelada de unos 50 m de altura por detrás nuestro. Entretanto, los Huascarán truenan cada menos de una hora con avalanchas de todos los tamaños.
El domingo 24, con luna llena, sin viento y con muchas ganas salimos hacia la cumbre a eso de las cuatro de la mañana. Al montarnos en un filo vemos hacia el sur en la llanura, como una estrella de mar gigante, las luces e Huaraz en la oscuridad de la noche, a la distancia. Mi compañero marca el paso y yo a los quince metros de cuerda que nos separan lo sigo sintiéndome en óptimas condiciones. Al mirar hacia arriba se dibujan plateadas las irregularidades de la montaña.
Cuando amanece, el espectáculo es hermoso. Nos toca subir unos resaltes de unos 40m de nieve dura a 60º-70º. Las posibilidades de caer son pocas ya que el paso de las anteriores cordadas deja marcadas y profundas huellas en la nieve, y además ponemos alguna estaca. Con mucha tranquilidad vamos alcanzando los tramos finales hasta que luego de un nuevo resalte un poco mas corto alcanzamos un filo desde donde la cumbre puede apreciarse con toda su majestuosidad. Estamos en un punto de no retorno, la cumbre esta allí y por mas cansancio que uno pueda tener ya no se detendrá.
Pisamos la cumbre a eso de las 10 y media de la mañana. Nos abrazamos con Fernando y sacamos fotos, yo saco una vieja bandera argentina y la pongo al viento. La cumbre es un gigantesco merengue de hielo colgado a 6400m en el medio del escenario de la Cordillera Blanca...
Nos vamos para abajo. Tenemos que hacer dos rapeles. El último es de unos 30 mts y lo hacemos desde una estaca de nieve que ya está puesta. Luego todo es bajar y bajar hasta llegar al Campo 1.
El cansancio es grande y el frío no se hace esperar, por lo que tomamos unos mates para hidratar y nos quedamos dormidos de tal forma que nos olvidamos de cerrar la carpa. Al otro día, con poca agua bajamos hasta el Campo Morrena.
Bastante deshidratados seguimos bajando hasta el campamento base, al que llegamos a la tarde.
A la noche estábamos comiendo arroz chaufa hasta morir, tomando cerveza Cusqueña y paseando por la ciudad con un cansancio tan grande como la felicidad misma que nos embargaba.
Este cerro estaba bastante concurrido, al igual que muchos otros en Perú. La escalada de alguna forma termina eliminando gran parte de uno de sus componentes, la incertidumbre, las huellas minimizan la posibilidad de equivocar la ruta y la información de quienes vienen de la cumbre igual. Esta queda reservada a vías menos visitadas y por lo general mucho mas peligrosas. Aún así, estos cerros deparan lindas escaladas y hermosos parajes. De allí, avión a Cuzco y tren a Machu Picchu. Pero esa ya es otra historia.
Juan Pablo Gustafsson